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Desarrollo humano desde el nacimiento hasta la pubertad

  • Foto del escritor: candylandlazer
    candylandlazer
  • 25 nov 2015
  • 8 Min. de lectura

La lactancia es un periodo que inicia con el nacimiento y termina aproximadamente a los 2 años. Una vez nacido, el neonato humano morirá si no lo cuidan los adultos; no pueden sostener la cabeza en alto, darse la vuelta ni alimentarse. Sin embargo, no olvidan lo que les rodean, van surgiendo de capacidades va ligado a con la maduración del cerebro, el sistema nervioso y el cuerpo. Pueden ver, oír, gustar, responder al dolor y el tacto aun y cuando estos sean menos agudos son muy sensibles. Coon y Mitterer, 2010 Tomado y modificado de Craig 1997 y Kail y Cavavaugh, 2011 CRAIG 1997

El primer mes es muy especial en la vida del bebé. Se distingue del resto porque debe adaptarse a la vida en el mundo exterior luego de abandonar el medio cerrado y protegido del vientre materno. El primer mes es de recuperación del nacimiento, ajuste de funciones vitales, de respiración, circulación, digestión y regulación de la temperatura. Es también un tiempo para establecer ritmos y encontrar el balance entre estimulación excesiva o insuficiente en un ambiente incitativo. Los recién nacidos son capaces de respuestas organizadas y predecibles, su actividad mental es más compleja de lo que se esperaba.

En definitiva, tiene preferencias y exhiben una asombrosa capacidad para aprender. Más aún, son capaces de llamar nuestra atención a sus necesidades. Los recién nacidos tienen estados de conducta (sueño regular, sueño irregular, somnolencia, inactividad alerta, actividad despierta o llanto) que regulan sus interacciones con el nuevo mundo. Al principio la pasan casi siempre durmiendo, pero gradualmente dedican más tiempo a la inactividad alerta que es cuando los ojos están abiertos, sigue los objetos que se mueven y coordina los movimientos, el bebé se encuentra inactivo pero con el rostro tranquilo y sin gestos. Así mismo, los bebes tienen reflejos complejos como el de Moro (sobresalto), Babinski (palma del pie), de búsqueda, succión, marcha y palmar

KAIL Y CAVAVAUGH, 2011 mencionan que los recién nacidos parecen estar bien preparados para comenzar a interactuar con su ambiente. Pasan la mayor parte del tiempo alternando cuatro estados diferentes:

Alerta inactiva el bebé está en calma con los ojos abiertos y atento; parece estar inspeccionando deliberadamente su entorno

Vigilia activa los ojos del bebé están abiertos pero parecen estar desenfocados, mientras los brazos y pernas se mueven en estallidos de movimientos descoordinados

Llanto vigoroso en el bebé, que suele acompañarse con movimientos agitados y descoordinados

Sueño el bebé alterna un estado inmóvil y respiración regular con movimientos suaves y respiración irregular; mientras tanto los ojos están cerrados.

Hoy se reconoce que ocurren cambios predecibles en el desarrollo físico y cognoscitivo, por décadas los psicólogos del desarrollo han estudiado cuidadosamente las características de lactantes y niños. Arnold Gesell, observó a cientos y registró los detalles de cuando y como aparecían ciertos comportamientos, cómo gatear, caminar, correr, tomar una pequeña pelota, cortar con tijeras, manejar un lápiz o dibujar la figura humana. Entre los niños sanos y bien alimentados que Gesell observó, las conductas aparecen en una secuencia ordenada y predecible. Si conocía la edad de un niño cualquiera, podía decir su peso y su talla aproximados y lo que era capaz de realizar. Gesell concluyó que el desarrollo no depende ante todo del ambiente, creía en cambio, que en el medio normal todos los logros provienen de un calendario biológico interno, que la conducta aparece como una función de la maduración.

Los psicólogos del desarrollo han superado los estudios pioneros de Gesell para analizar más de cerca las formas y proceso del desenvolvimiento de las capacidades infantiles. El desarrollo perceptual, motor, cognoscitivo y emocional va de la mano con el contexto social. El desarrollo motor está íntimamente relacionado con el desarrollo perceptual, cognoscitivo y social del infante. Cuerpo, cerebro y experiencia se influyen de forma mutua en una espiral ascendente (Thelen, 1987, 1989). El desarrollo físico y motor no acontece por una simple maduración, sino en un sistema dinámico de habilidades complementarias en evolución (Bushnell y Boudreau, 1993; Lockman y Thelen, 1993). Si hemos de entender por completo el desenvolvimiento de las capacidades infantiles, debemos atender a la rica complejidad de esos logros en su contexto social. Por ello, consideremos el crecimiento físico y las habilidades motoras de los dos primeros años de vida.

Los primero cuatro meses-

Al cabo de cuatro meses, casi todos los lactantes parecen encantadores regordetes, casi han doblado su peso, de 2.7 a 3.6 kilogramos al nacer a 5.4 o 6.8 ahora, y han crecido unos 10 centímetros. Su piel ha perdido la apariencia de neonato y pelo nuevo ha remplazado la suave pelusa con que nacieron. Sus han comenzado a enfocar, permanecen más tiempo despiertos, balbucean contentos y sonríen en respuesta a la estimulación placentera. Al nacer, la cabeza representa cerca de un cuarto del total corporal, pero a los cuatro meses el cuerpo empieza a crecer mucho más rápido, y las proporciones se alteran considerablemente. A los 12 años, la cabeza es de solo un octavo del tamaño del cuerpo, y a los 25 de un décimo. También sus dientes y huesos comienzan a transformarse. En algunos niños los dientes brotan a los cuatro o cinco meses, aunque la edad promedio para que ocurra esto es de seis a siete meses. Muchos huesos son todavía cartílagos; no se han endurecido ni calcificado, por lo que tienen a doblarse bajo presión y rara vez se rompen, pero los músculos pueden jalonarse con facilidad y lastimarse. Para delicia de los padres y encargados, el bebé promedio de cuatro meses suele dormir la mayor parte de la noche, ritmo que incluso a veces comienza al segundo mes. Poco a poco, el pequeño se hace a la rutina familiar diurna y nocturna. Cuando los niños de cuatro meses son colocados boca abajo, en general pueden levantar el pecho y la cabeza. Cuando están sentados, mantienen la cabeza erguida y observan con suma atención todo lo que pasa. Habitualmente, a esta edad pueden rodar del estómago a la espalda y viceversa (Dargassies, 1986; Stone et al, 1973). Casi todos los reflejos del neonato parecen desaparecer entre el segundo y el tercer mes, remplazados por actos voluntarios. Por ejemplo, el bien coordinado reflejo de marcha cede el sitio al pataleo, en apariencia más azaroso y menos coordinado (Thelen, 1989). Hacia esta época comienza el descubrimiento personal. Los pequeños descubren sus manos y dedos y se entregan por varios minutos a observarlos, estudiar sus movimientos, algunos también se encuentran los pies y los manipulan en la misma forma, pero es de lo más normal que tengan cinco o seis meses antes de que esto suceda, especialmente en invierno, cuando están muy arropados. (Observa como el desarrollo perceptual, el motor y el cognoscitivo están entretejidos en una simple y común actividad infantil).

Cinco a ocho meses-

Los niños han ganado de 1.8 a 2.3 kilogramos adicionales y han crecido algo más de 7 centímetros, pero su aspecto no difiere mucho del que tenían a los cuatro meses. Tal vez tengan por lo menos dos dientes, o algunos más. El pelo es más grueso y largo, también para esta época las plantas de los pies están orientadas hacia abajo y no una hacia otra. Alrededor de los cinco meses, la mayoría logra prensión dirigida por la vista. Antes, ya poseían muchos de los componentes de esta habilidad, como el reflejo palmar y luego la prensión voluntaria, y eran capaces de estirarse hacia un objeto llamativo y de examinar cosas con la vista. Comienza aquí un periodo de exploración más sistemática de los objetos, con las manos, los ojos y la boca, juntos o separados (Rochat, 1989). Las mayores capacidades en el uso de las manos a menudo se llaman habilidades motoras finas. A los cinco meses el niño ha progresado del reflejo palmar al asimiento voluntario articulado con la base de la mano, que ahora se hace más refinado. Casi todos los bebes de ocho meses pueden llevar objetos de una mano a otra, y algunos pueden oponer el pulgar. Les encanta tener las manos ocupadas y suelen entrechocar dos objetos, proeza que se les releva como feliz o interminable. Las habilidades motoras gruesas son las que ocupan los músculos más grandes y todo el cuerpo, también muestran desarrollo. La mayoría de los bebes de ocho meses pueden sentarse, y casi todos pueden permanecer sentados sin apoyo. Puestos de pie, más de la mitad puede sostenerse aferrado a algo, y casi la mitad puede levantarse sin ayuda. Algunos pueden comenzar a dar unos pasos tomados de los barandales de la cuna o corral, y otros pueden caminar deteniéndose de los muebles. Muchos bebes de ocho meses comienza a participar en los juegos sociales, como escondidillas, pon pon-tata y la manita, disfrutan mucho de entregar y recibir un objeto de un adulto. Otra actividad que aprenden rápido consiste en arrojar algo para que alguien lo recoja y devuelva. En general, tanto el adulto como el bebé aprenden este juego por accidente, pero el pequeño es el primero en advertir sus posibilidades de diversión.

Nueve a 12 meses:

A los 12 meses, casi todos los infantes son unas tres veces más pesados que cuando nacieron y han crecido unos 23 o 25 centímetros, durante este primer año, las niñas tienden a pesar un poco menos que los niños. A los 9 meses casi todos han adquirido cierta forma de locomoción, la mayoría puede levantarse sin ayuda y la mitad comienza a dar pasos apoyándose de los muebles. A los 12 meses la mitad se pone de pie sin ayuda y da sus primeras caminatas. La edad en que comienza la caminata libre varía mucho y depende de los factores individuales como culturales. Advierte de nueva cuenta que el desarrollo motor es parte de un sistema dinámico de progreso perceptual-motor en un contexto social particular. La capacidad de erguirse y caminar da al niño un nuevo punto de vista, pues la locomoción fomenta la exploración activa y los pequeños pueden introducirse, trepar o meterse bajo las cosas. La posibilidad de explorar a nuevos niveles y con habilidades promueve el desarrollo cognoscitivo y perceptual (Bushnell y Boudreau, 1993; Thelen ,1989). Los niños de 12 meses manipulan activamente el medio. Son capaces de desatarse agujetas, abrir estantes, empujar juguetes o retorcer los cables de las lámparas. La nueva capacidad de atenazar- pulgar opuesto a los otros dedos- le permite tomar pequeños objetos y empezar a tener el control sobre otros objetos. Como están entregados a la exploración del ambiente, los encargados deben poner límites; deben hallar balance entre demasiada restricción y el suficiente control para mantenerlos a salvo, “No” se vuelve la palabra clave del vocabulario de los niños y cuidadores. Muchos comienzan a comer solos con la cuchara y a beber aunque no del modo más limpio, pero contribuye al avance hacia su autonomía. Los niños se encuentran al borde del lenguaje y hacen nuevos descubrimientos acerca de ellos y del mundo que los rodea. Se debaten por caminar o proferir sus primeras palabras, pero no ambos

Veinticuatro meses:

para su segundo cumpleaños, los niños han sumado más o menos otro kilogramo y otros cinco centímetros; de nuevo, el ritmo de ganancia ha disminuido. Los niños de dos años no solo caminan y corren, sino también pedalean en triciclo, saltan en su sitio, se balancean un instante en un pie y consiguen buenos lanzamientos a lo alto. Trepan escaleras y a menudo bajan sin ayuda. Se mueven por, entre, sobre y bajo los muebles y objetos; manipulan, cargan, manejan, empujan y jalan todo lo que ven. Meten y sacan recipientes grandes, vierten líquidos, moldean arcilla, estiran lo estirable y doblan lo que se pueda doblar. Transportan materiales en carretillas, vagones, carruajes o camiones. Exploran, examinan y prueban. Y de tanta exploración extraen experiencia y aprendizaje acerca de la naturaleza y las posibilidades del mundo físico. Con un lápiz o crayón hacen garabatos, y quedan en un instante fascinados con las mágicas inscripciones. Pueden apilar de seis a ocho bloques o cubos o hacer un puente con ellos. Su juego espontáneo revela correspondencia con las formas y asimetría. Si están de ánimo, pueden quitarse la ropa y ponerse algunas prendas.

Desarrollo cognitivo de Jean Piaget.

ESTADIO SENSORIOMOTRIZ: Según Piaget, la primera etapa del niño consiste en aplicar la capacidad que tiene en el momento de nacer (succión y presión) a una amplia diversidad de actividades. Los lactantes disfrutan mucho meterse cosas en la boca: sus dedos, juguetes y otros objetos, poco a poco dividen el mundo en dos esferas: lo que pueden succionar y lo que no pueden succionar y comienzan a organizar sus experiencias asignándoles categorías (esquemas) que constituyen el primer paso en la conducta intencional y en la solución adaptativa de problemas, las cosas desconocidas perturban al niño pues no encajan en sus esquemas. Al final de esta etapa los niños adquieren un sentido de permanencia del objeto (si una pelota está debajo de la silla se percata de que existe) este permite el desarrollo cognoscitivo comenzando a ver las cosas como ocurren y poseen un sentido de auto identificación, es decir, nombrarse a sí mismos correctamente ante un espejo (Morris, 1997).


 
 
 

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